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Lou Von Salomé |
Desde que leí la
primera página de una biografía de Lou Von Salomé — utilizaré
siempre su nombre de soltera—; mejor dicho, desde que
un poeta/amigo/amante/lunático, puso en mis manos el texto,
se despertó en mí una complicidad con el personaje.
“Aguda como un águila,
valerosa como un león”, así la describió Nietzsche. Von Salomé fue considerada
como un icono de la mujer liberal, pero también fue relegada a ser conocida
como la amante de grandes hombres. Mi padre, bromeando, me dijo un día “detrás
de un gran hombre, hay una gran mujer. Detrás de una gran mujer, hay muchos
hombres”. ¿Acierto o desacierto?
Reflexioné acerca del
rol que cumplió esta mujer al pasar por la vida de hombres brillantes y entendí
que dejó más que una estela silenciosa de amante… sus dotes de inteligencia y
belleza cautivaron a Paul Rée, rompieron el corazón de Nietzsche, conquistaron
casi de manera enfermiza a Car. F. Andreas y enamoraron a muerte al poeta
Rainer María Rilke. ¿Existe la seducción de la inteligencia?
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Lou, Paul Rée y Nietzsche |
Ciertamente, no
puedo defender a la inteligencia como un factor de seducción. Sin embargo,
entiendo por experiencia que una mujer sensitiva, capaz de reaccionar frente al
mundo, presta a ofrecer una charla edificante, y respuestas con fundamento
acertado, conquista.
Esta mujer, habitaba en
el mundo de los sentimientos y del instinto, rompió con los convencionalismos
establecidos por la feminidad a principios del Siglo XX. Dejó a su madre
rompiéndole el corazón para ir tras la ciencia y la virtud del saber. Así, se
encaminó en una larga travesía donde la mente y la sed de conocimiento,
trazarían el mapa.
Lou, por sobre todas
las cosas, defendía el derecho de SER. Su vida fue un ejemplo de
desprendimiento “… permitírselo todo, no necesitar nada.” Así, le dijo adiós a
sus padres y a las costumbres socioculturales de la época, supo siempre ser
amiga — con
Nietzsche y Rée— porque sabía que
ese sentimiento no coarta la libertad del otro.
Enamorada, realmente
enamorada, estuvo solo una vez. Rainer María Rilke fue un amante apasionado y
vehemente. Existió una admiración mutua, pese a que Von Salomé le llevaba
varios años de ventaja. “Un gran poeta que me dio la oportunidad de contemplar
a través de sus ojos y de comprobar que el amor es la fuerza renovadora de la
vida. Ahora sigo amando, pero de una manera más tranquila.” Así describió a su
querido.
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Rainer María Rilke y Lou |
Lou impuso
disciplina en los versos demasiado románticos de Rilke y le inspiró ideas para
nuevos poemas. No solo eso, ordenó varios aspectos de la traumática y triste
vida del poeta. Lo bautizó con un nuevo nombre — “Rainer” cuando su verdadero nombre hasta entonces era René— , trató varios de sus traumas de la infancia y como resultado de
todo ese amor casi maternal, el poeta creó un fuerte lazo de dependencia.
Quizás, eso provocó la despedida.
Considero
que Lou Von Salomé fue todo un código. Un libro abierto lleno de varios amantes
analfabetos. Un arquetipo que se repite en diferentes recipientes en los que la
clave de su poder, es una naturaleza indomable que quizás ningún hombre llegue
a entender con certeza.
Quizá no logremos entender con certeza... pero, colmando el Quizá, esta el sí.
ResponderEliminarSerá? es cuando aplico mi frase cliché... no todos y no siempre. Gracias por leer querido!
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