Segunda Versión
DEDICADO A KARL KRAUS
Hay una luz que el viento ha apagado.
Hay una venta en el campo que en la siesta un borracho abandona.
Hay una viña abrasada y negra con agujeros llenos de arañas.
Hay un cuarto que han blanqueado con leche.
El demente ha muerto. Hay una isla del mar del sur
para recibir al dios del sol. Baten los tambores.
Los hombres ejecutan danzas guerreras.
Las mujeres contornean las caderas entre enredaderas y flores de fuego,
cuando la mar canta. Oh nuestro paraíso perdido.
Las ninfas han abandonado los bosque se oro.
Sepultan al extranjero. Entonces comienza una lluvia flameante.
El hijo de pan aparece en la figura de un peón caminero,
que dormido en el asfalto abrasante olvida en mediodía.
Hay niñas en un patio con vestidos de pobreza que desgarra el corazón.
Hay salas llenas de acordes y sonatas.
Hay sombras que se abrazan ante un espejo ciego.
En las ventanas del hospital, se calientan los convalecientes.
Un barco blanco remota el canal cargado de epidemias sangrientas.
La hermana extranjera aparece de nuevo en los malos sueños de alguien.
Reposando en el avellanar juega con sus estrellas.
El estudiante, tal vez un doble, la sigue con la vista desde la ventana.
Detrás de él está su hermano muerto, o bien baja la vieja escalera de caracol.
En lo oscuro de párpados castaños palidece la figura del joven novicio.
El jardín en la tarde. Sobre el claustro revoloteaban los murciélagos.
Los hijos del casero dejan los juegos y buscan el oro del cielo.
Acordes finales de un cuarteto. La pequeña ciega corre temblando por la alameda
y después su sombra va a tientas a lo largo de muros fríos, rodeada de cuentos y santas leyendas.
Hay un bote vacío, que al atardecer baja a la deriva por el negro canal.
En la lobreguez del viejo asilo se derrumban ruinas humanas.
Los huérfanos muertos yacen junto al jardín.
De habitaciones crepusculares salen ángeles con alas manchadas de barro.
Gusanos gotean de sus párpados amarillentos.
La plaza de la iglesia es sombría y silenciosa como en los días de la infancia.
Sobre suelas de plata se deslizan vidas anteriores
y las sombras de los condenados descienden a las aguas suspirantes.
En su tumba juega el mago blanco con sus serpientes.
Silenciosos sobre el calvario se abren los dorados ojos de Dios.
~Georg Trakl
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Creo que todo está dicho en sus ojos. |
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