
vida abre a tus ojos tristes sendas rosas.
—Yo cantaré maléficas gracias y diré el perverso encanto de sus ser impuro por quien la vida abre a mis ojos tristes sendas tenebrosas.
—Son sus pupilas turbadoras luminosas violetas, húmedas por el llanto del Alba.
—Son sus pupilas turbadores abismos en que naufraga mi corazón; calabozos de luz para mi alma.
—Sus brazos son dos tallos esbeltos de lirios y no hay prisión más dulce que esta cadena de rosas blancas entorno a nuestro cuello.
—Son sus brazos los brazos de Dalila: serpientes nacaradas que ahogan nuestra voluntad.
—Sus manos leves son las más puras rosas cinco pétalos de un jardín astral.
—Sus manos son pinzas que arrancan mi corazón.
—Sus cabellos son un bosque sombrío, cargado de aromas bajo la luna.
—Sus cabellos son puñados de negras víboras y dan un relente de lujuria salvaje.
—Son sus núbiles senos dos castas palomas de las campiñas de Sulem.
—Son sus núbiles senos ánforas de alabastro en que vertió sus filtros la Locura.
—Su voz melódica hace pensar en as celestes músicas de Tronos, las Virtudes y las Dominaciones.
—Su voz melódica es el canto de la Sirena del Pecado Mortal.
—Su boca divina es rojo cáliz que encerró el Destino del bebedizo que da la Suprema Felicidad.
II
—Déjame hundir mi alma en el vértigo de oro de tus ojos. Quemaré mi alma como una negra mariposa, en las antorchas amarillas de tus ojos.
—Baja los párpados al maleficio de mi belleza impura. Cierra los oídos al arrullo lascivo de mi voz.
—Mi corazón tiembla, como un fruto maduro en la rama a la brisa del atardecer; tu voz como la brisa del atardecer; y tu voz como la brisa, mueve dulcemente mi corazón.
—Ódiame: soy la estrella que jamás alcanzarán tus manos, la cisterna que nunca apagará tu sed.
— ¡Te amo!... ¡Eres la muerte!... ¡Eres la vida! ¡Te amo!...
~Medardo Ángel Silva
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