sábado, 15 de marzo de 2014

El mal de la muerte



Los llantos la despiertan. Ella le mira. Mira la alcoba. Y de nuevo le mira. Le acaricia la mano. Pregunta: ¿Por qué llora?
Usted dice que ella es quien debe decir por qué llora, que ella es quien debiera saberlo. Ella responde muy bajo, con dulzura: Porque usted no ama. Usted responde que así es.
Ella le pide que se lo diga claramente. Usted se lo dice: No amo.
Ella dice: ¿Nunca? Usted dice: Nunca.
Ella dice: El deseo de estar a punto de matar a un amante, de guardarlo para usted, para usted solo, de poseerlo, de robarlo contra todas las leyes, contra todos los imperios de la moral, ¿no lo conoce, no lo ha conocido nunca?
Usted dice: Nunca.
Ella le mira, repite: Es raro un muerto.

~Marguerite Duras

(El mal de la muerte, fragmento)

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