domingo, 6 de abril de 2014

Verbo el oscuro



Pertenezco a otra lengua, lamentablemente, y al Sol Oculto de modo
Que los que no están al tanto de los cielos me ignoran. Imperceptible
Como un ángel sobre la tumba toco en la trompeta blancos lienzos
Que se golpean en el aire y se vuelven a golpear
para mostrar algo, quizás, mis fieras saciadas hasta que
finalmente
Queda un pájaro marino huérfano sobre las olas
Tal como ocurrió. pero me cansé de estar tantos años suspendido en el aire
Y necesito esa tierra que permanece cerrada y clausurada
Cerrojos puertas rumores secretos campanillas; nada.
¡Ah Habladme de cosas creíbles! Muchachas que aparecisteis
de vez en cuando
Desde adentro de mi pecho y vosotras viejas casas de
campo
Canillas que olvidasteis abiertas en jardines adormecidos ¡Habladme! Necesito esa tierra
Que permanece cerrada y clausurada
Igual que yo, acostumbrado a abreviar la iota y alargar la ómicron
Ahora invento un verbo; como el ladrón la ganzúa
Un verbo en ago o alo o evo
Algo que te oscurezca de un lado hasta
Que aparezca el otro. Un verbo con escasas vocales pero
Con muchas consonantes totalmente oxidadas kapa o thita o taf
Compradas a precios ventajosos en los depósitos del
Hades
Pues desde esos lugares te deslizas
Más fácilmente aterrorizando como el fantasma de
Darío a los vivos y a los muertos
Aquí que se escuche música grave. Y que las montañas se Desplacen ligeramente. Es hora de probar la llave. Digo:
katarkythmevo
Aparece disfrazada de primavera una extraña ferocidad
Con rocas cortantes y matas espinosas por todas partes
Luego valles perforados por Zeus y Hermes
Al final un mar mudo como el Asia
Repleto de algas sesgadas y pestañas de Circe
Así que, lo que llamábamos “cielo” no lo es; “amor” no; “eterno” no. Las
Cosas no responden a sus nombres. Las dalias se cultivan más cerca del crimen. Y el tardo cazador regresa del mundo con presas del éter.
Y siempre —ay— es temprano. Ah Nunca sospechamos cuán socavada de divinidad está la tierra; qué oro de rosa eterna necesita para
compensar
El vacío que dejamos, rehenes todos de otra dimensión
Que la sombra de la mente nos esconde. Dejemos eso
Amigo tú que escuchas, ¿escuchas la fragancia de los citros?
¿Las campanas lejanas? Conoces los rincones del jardín donde El aire del ocaso deposita al recién nacido? ¿Soñaste alguna vez recorrer un verano inmenso ignorando ya las Erinias?
No. Por eso katarkythmevo
Que los pesados cerrojos cedan rechinando y se abran las grandes puertas
Por un instante a la luz del Sol oculto revelando nuestra naturaleza
Hay continuidad. Yo no la diré. Nadie acepta nada gratuitamente
O te pierdes en el viento maligno o sigue la calma
Esto en mi propia lengua. Y otras otros en otras. Pero La verdad sólo se entrega ante la muerte.

~Odysseas Elytis

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