jueves, 12 de junio de 2014

¡Gavilán de tu debilidad, domine!


El ser que inspira me dijo:
Soy el que tiembla.
Soy el que rompe,
El que se desliza, el que trepa.
Soy el que entrega.
El ser que transporta me dijo:
Soy el que termina,
El que se atreve, el que abandona.
Pues bien, ¿y tú?
Y tú, semejante, ¿por qué te desconoces?
Me siento como juez,
Me echo como vaca,
Penetro como padre,
Doy a luz como madre.
Y tú, ¿qué esperas?
Tu cloaca cruza la Real Morada.
Seis mil láminas de palabras tienes en tu boca.
Débil, dices.
¿Quién es débil atravesando los cuatro mundos?
Soy el pájaro.
Eres el pájaro.
Soy la flecha empenachada con las plumas del pájaro.
Vuelo.
Vuelas.
Navego.
Navegas.
Navegamos entre las quijadas del cielo y de la Tierra.
Rompo
Pliego
Derramo
Me apoyo sobre los golpes que me lanzan
Raspo
Obstruyo
Obnubilo
Hago retroceder el andar de los vivos
Y tú, que en miseria tienes abundancia.
Y tú,
Por tu sed al menos eres sol,
¡Gavilán de tu debilidad, domine!
Mira:
Hago dar vueltas a la mujer
Lincho al anciano
Embriago la raíz
Galopo en la manada de jirafas
Soy el guerrero en paracaídas
Soy el oído cuando hay ruido
Embauco, cruzo
No tengo nombre
Mi nombre es derrochar los nombres
Soy el viento en el viento.
Soy el que engendró a los dioses
En mi estanque fueron creados
De mi estanque fueron expulsados.
Arruino
Desencajo
Descoloco
Al oírme, el hijo arranca los testículos del Padre
Degrado
Trastorno
Trastorno
Con la cabeza en sus tarots mis perros devoran a la cartomántica.

Cada noche, como condena, un pequeño arado cava en mi médula un pequeño surco, pequeño, pequeño, pero que nunca será llenado, nunca más. El socavado-viviente aún espera. Por momentos, la vida le parece hermosa. No obstante, al llegar un nuevo atardecer, una gran aglomeración de islas que acumulaba secretamente en mi espalda estalla en un violento temblor. Hay un minuto de vacilación, un minuto de profunda caída en desgracia, y la noche termina en un abismo de olvido. Es entonces cuando se traza, un poco más profundamente, el pequeño surco cada vez un poco más profundo.


Henri Michaux (De Pruebas, exorcismos)

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