miércoles, 24 de junio de 2020

Quedémonos aquí

Quedémonos aquí en este universo fóbico, matándonos a mentiras.
Hagamos de este encuentro mítico, nuestra propia utopía.
Echémonos a las llamas, seamos pasto ardiendo.
La brasa que queda después de la hoguera.

Quedémonos aquí  colgando de este pentagrama,
trazados a la acuarela, sobre este lienzo enmohecido.
Hagámonos cuaderno, poesía, instrumento fantástico de un loco.
Seamos fuga, huida, estrépito a lo largo de la noche.

Dejemos de buscarnos afuera.
Abramos una puerta y párteme el alma con una piedra.
Busca una linterna, alúmbrame las tripas.
Húndete en mí, como se hunden las monedas en la fuente.
Cose tus venas a las mías y hagámonos semilla para nacer de nuevo.

Quedémonos aquí y seamos uno, como tantos.
Uno y ninguno, ni trozo, ni pedazo… Entero entre tantas mitades.
Ya no tendremos que buscarnos, porque antes de empezar ya nos habremos encontrado.
Ya no tendremos que entendernos, porque antes de hablar ya estaremos de acuerdo.
Ya no tendremos que enamorarnos, porque antes de nacer ya nos estábamos amando. 

Quedémonos aquí donde nos dejo el destino, cruzándonos un viernes cualquiera.
Aquí donde comienza tu cara, donde terminan mis manos.
Aquí donde el camino nos queda de frente, donde las nubes se pintan de rosa.

Quedémonos callados, sordos.
Tapémonos los ojos, juguemos a nosotros.
Hagamos un mejunje, echémosle patas de lagarto, ojos de murciélago,
hojitas de menta y canela… Ven bebamos, quitémonos el hipo.

Quedémonos aquí deshaciendo el amor, poniéndonos la ropa,
diciéndonos las verdades en la espalda, odiándonos otra vez…
Ven y empecemos de nuevo la historia. 


-Wellington Damián

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